Baila bien, bailar mal, esa es la pregunta o solo es bailar.
Casi
puedo ver con la imaginación del ojo cómo cualquier intento de idea se filtra
por un colador llamado resfrianex, así, celestito y de loza.
¿Cómo
anda el tiempo? Me da vértigo ver hacia el ayer. Ha pasado de todo y sin
embargo acá seguimos, con el Santo, codo a codo.
Aunque
la verdad, tenerlo aquí lo saca un poco de mi cabeza para que pueda pasar todo
lo demás, claro, previa aduana del colador.
La
gitana me asusta… su falta de tacto y su manera de lavarse las manos de las
bombas que lanza me quitó la confianza en ella. Si mi vida dependiera de su
apoyo, ya estaría muerta.
Ahora
se manifiestan los gases, producto de los champiñones.
Dunia
lleva hablando media hora. No he asimilado ni una palabra. Pareciera que habla
de cosas rándom que va hilando sin el menor sentido. Ahora pide participación y
reina un silencio sepulcral.
Me
sorprende cómo algunas compañeras tienen el aguante para prestarle atención
todas las clases. Se quedan mirándola con la vista clavada, pero no sé qué
tanto entienden de sus divagaciones.
Que
Coca Cola diga destapa la felicidad es como cuando los Beatles dijeron que eran
más populares que Jesús. Hay que ser Coca cola para mandarse semejante
blasfemia y que la gente se lo tome con gracia.
Mis
dedos huelen a esa vez… qué jodido.
La
profe se formó a punta de teoría.
La
masa se iguala hacia abajo.
Me
quiero matar con esta materia. ¡Me mato!
No hay comentarios:
Publicar un comentario