martes, 22 de abril de 2014

No.

No vamos a cenar más nada. No tengo plata. ¿No vas a comer? No puedo más. No hiciste los fernets que te pedí. No había hielo. Hipo. ¿No podemos salir a fumar? No me quieren, sino todo lo contrario. No pares Bob Marley. No. No, lo siento, no. No, nada que ver. Não posso. No importa. ¡No coman en frente de los pobres!

Quiero tres fernets. Yo quiero una cerveza. Yo quiero un redbull y sexo. Yo quería una papa…


Por la barra del boliche pasan tesoros preciados. Todo se bota.

domingo, 13 de abril de 2014

En la barra de un bar

Boliche repleto.
Antiguos conocidos amistosos, un sujeto que me confunde con mesera por lo simpático de mi libretita.

Empieza la experiencia.

Contrario a lo que normalmente pasa, el boliche está ful gente vestida de negro y en el insípido patio, el set instrumental que moverá cabezas en un instante.
Miraría con más detenimiento y descaro a los presentes de no ser por las caras conocidas que me podrían identificar.
Me da algo de pudor mi excentricidad.

Ese incómodo momento cuando la banda toca sobre la música de fondo y arruina una gran canción (Could you be love). Say something!

Luego un momento particularmente incómodo: C con R y Cmi. C, obviamente, al tanto y distante. No está en posición de hacerme ninguna fiesta. Por fin se fueron.

La gringa se despeina conforme pasa la noche. La noche pasa sobre el lomo de la gringa, pero le avergüenza admitir que es constantemente explotada.

Paula Nayar hace su aparición. Era menester registrarlo. Sin esto, no me acordaba.

Todo sube, la tierra se mueve. La gente se mueve y el chisme se mueve!!
Se cayeron todas las hipócritas coca-zeros. Jodorowsky. Bombando.

La Yanaina con su pelo corto desde el 48 horas. Gran experiencia.

Qué tremendo momento de incomodidad (otro) aquel en que aparece RC y se hace al “aquí no pasó nada”. True at the end.

La gringa se despeina conforme transcurre la noche. Another brick in the wall. No era pero se le parecía.

La masa es esencial. Andrés se cortó. Te dejo con la fuerza más grande de aquello que nos une, nos dirige y nos separa.

Te debo la vida perpetua.

Oh! Dulce ginebra. Dios lo bendiga. Y qué fue del trompetista de la catedral? Llegó un plato de papas sobronas <3. Y pronto pasará. Milagro.

Qué momentos Don Raulito. Qué chistosa que es la vida señor. Gracias Fb por la abundante risa.

Y aparecen el RC y el clon de Mateo solo para presenciar cuánta reciente particularidad.

Borrachera de Gin total. Pipoca polémica un total desastre.

Atender un boliche es toda una joda. Ahí va el ticket! Algún día…

Lo divertido que puede ser presenciar el enamoramiento disimulado de dos.

Qué mal está esta banda. Urge baño. Y para completarla: la Noni. Shit.

Me fumo un pucho y voy a caminar.

Otro camba e’ mierda.

Pero… qué mas?

Y qué manera de chupar!

Un cactus con 15 años de información. Para qué? Enserio. Parece no hacer efecto.

Blink 182! Se hacen la burla de nos.

Despertate! Searching for her son. Jhovan! My son! Mio prate!

El piso es igual al de la sala de mi abuela.

If you could only read my mind! En un local de comida y bebida, las preciadas sobras desfilan como basura.

Unos ojos curiosos se posan sobre la libreta. 2 vodka y 2 agua con gaj.

Un mortero de hueso para asegurar la perfección y un hielo escurridizo.

Un fernet más. Mala versión de Song 2.

El Cagón del Cacho

Así como en la Inglaterra de los 60s existió el Pimball Wizard, en los tiempos modernos de nuestra patria existe el Cagón del Cacho.
El curioso personaje urbano es petiso, melenudo y auténticamente gaucho. Adora divertirse, tiene treinta años y la vida es un vaso de leche con el que lava los pequeños dientes que componen su sonrisa fanfarrona.
Empieza la partida con aires de principiante, pero su fe en el juego se hace visible tras sus primeras exitosas jugadas.
Todos sus tiros son buenos y a medida que avanza la partida, se agudiza su espíritu de competidor empedernido.
El sujeto de treinta años quedó en el pasado; en su lugar, un chiquillo mimado no deja de lanzar burlas y gestos con cada buen tiro.
Su rival, fastidiada con la pedantería del Cagón del Cacho, apuesta el alma en el juego y empieza a disparar toda su artillería de demonios. Armada de cuernos y maldiciones, y con el apoyo del afortunado compañero, la rival intenta apaciguar el ego del Cagón, pero apenas logra ganar dos de cuatro partidas.
Al final, la propia inmadurez del susodicho es aplicada como antídoto. Los rivales le restan total atención a sus jugadas, culminando con una velada aburrida y tediosa.
El Cagón del Cacho es así: se aposenta en un boliche, pide un cacho y se pierde. Luego de jugar contra él, podemos estar convencidos de que todas las caricaturas insoportables están basadas en un personaje como este, de la vida real.
¡Yo gané y ustedes no!
Si la magia existe, transformó a un hombre de treinta en un cagón salteño de cinco, espantosamente competitivo, apasionadamente cachero.