Comedia
Despertar no
es más que abrirse a las sensaciones: el frío matutino que entra por la
ventana, la viscosidad en los ojos, la luz pálida, el cosquilleo de los flecos del
cubrecamas y el último sueño que se cierne con Dulce Daniela y sus
crayones, y es que uno no sueña hasta que despierta, que es cuando en realidad
integra a la vida lo soñado gracias al ejercicio de la memoria.
Soñé cosas
tontas: recortaba papel, paseábamos en el auto con mucha gente atrás, una amiga
del colegio se ofendía… Nada consolador, nada desolador, solo entretenimiento
flojo y barato.
Luego toca
vestirse y ponerse decente, pero el deseo de estar más fea que nunca es tan
poderoso como esta tristeza y tan abominable como mis ojos hinchados. La
belleza sola no embellece y la mía no quiere salir de casa si no es para
agradar a tus ojos de sol. ¿Y para qué cepillarme los dientes si mi aliento no
afectará al tuyo y nuestros labios en ningún momento se encontrarán, ni
siquiera para manifestar un buen día? Lo hago de todas formas, pero sin vos
hasta mi rutina carece de sentido.
Anoche pensé
mucho, se me ocurrieron buenas ideas y encontré maravillosos recursos
literarios que luego olvidé por completo, y a pesar de que mis ojos recorrieron
ansiosos todos los lugares por los que se pasearon mis pensamientos, estos ya
no habitaban los lugares que ahora registran mis ojos en busca de algo distinto
a lo que en realidad encuentran: calcetines, alfombra, texturas, colores,
aceitunas, caramelos…
La vida se reduce en la medida en que la memoria perece. Si todas las personas tuvieran la memoria intacta y pudieran recordar todas y cada una de sus ideas, este mundo estaría lleno de genios, pues la brillantez depende invariablemente de la capacidad de recordar lo ideado para poder ponerlo en acción.
La vida se reduce en la medida en que la memoria perece. Si todas las personas tuvieran la memoria intacta y pudieran recordar todas y cada una de sus ideas, este mundo estaría lleno de genios, pues la brillantez depende invariablemente de la capacidad de recordar lo ideado para poder ponerlo en acción.
Los sonidos de
la casa son tiernos, los de la universidad, insoportables: la voz de Carlos
gimiendo una melodía insufrible, risas estridentes, máquinas respirando y a
medida que el curso se llena, se hace cada vez más difícil pensar; todavía no
aprendo a cerrar los oídos y escuchar conversaciones ajenas sigue siendo mi
vicio más arraigado.
Luego estás
vos, llegando con una carta que me devuelve a las lágrimas del fin de semana.
Yo la convierto en un pajarito de papel para guardarlo en el corazón y nos
vamos a pasear porque concentrarse en algo distinto a nosotros es ahora tan
absurdo como imposible.
El deseo
aflora, crece y duele porque no te tengo y nada quisiera más que estar entre
tus brazos como quien pide consuelo, pero los miedos, pero la desconfianza,
pero espero lo mejor de vos y tu perfeccionamiento requiere de tiempo.
Mis
sentimientos se tensan y yo los estiro como si fueran de goma, te amo y te
beso, recibo de tu boca besos como balas y vuelvo al valle de lágrimas.
Mientras
tanto suceden ideas, genialidades, pensamientos compartidos que son mucho más
grandes y fuertes que cualquiera que lleguemos a concebir en soledad, pero al
crear juntos solo te puedo amar más.
El tiempo se
acorta, el espacio es un círculo al que ya le dimos la vuelta completa y solo
me quedan estos sentimientos, miedo, esperanza, deseo, decepción, amor y de
nuevo las lágrimas.
Nunca un
momento de debilidad me había hecho más feliz: vuelvo a vos, volvés a mí y la
tristeza desaparece para siempre.