Llamarme Isabel es para mí tan
importante como para Óscar llamarse Ernesto, pero no es el mismo caso.
Entonces, ¿cómo encontrar la esencialidad de mi nombre sin caer en la
egolatría?
Sencillamente dándole su merecido valor
a cada cosa. Inglaterra no sería lo que es si su reina se llamara Juana, como
la de Arco, o Cleopatra, como la baños de leche, toneladas de arena y mirada
irresistible. Y sin embargo, Isabel se llamaba Elizabeth para los isleños de la
gran Bretaña.
Cuando era algo más joven solía pensar
que todas las Isabeles son hermosas, y aunque comprobé lo contrario, es seguro
que todas tienen algo único. Claro, como todos los seres humanos, pero en este
caso, ese je ne sais quoi de las Isabeles comparte un común denominador entre
todas las tocayas, entonces, aunque todas seamos únicas, somos todas iguales en
el mismo aspecto, el cual nos hace destacar entre la masa.
Cuando estaba empezando la universidad,
el primer fin de semana en que dieron la bienvenida a los nuevos, nos formaron
en filas de a dos y nos vendaron los ojos. Yo soy una tímida irremediable, pero
en mi lucha personal por superar mis complejos, le pregunté a la chica de mi
lado su nombre. Fernanda, me dijo, y cundo yo le dije el mío, me respondió, ¡Ah,
qué lindo! Yo siempre quise que mi hija se llame Isabel.
La importancia de llamarse Isabel es
crear ilusión en las niñas, bautizar muñecas: es probable que el nombre se
quede como una ilusión para mi compañera y nunca lo adopte para su hija. La
importancia de llamarse Isabel es darle luz a los poetas: uno de los personajes
principales de la primera novela de Gabriel García Márquez se llama Isabel.
La importancia de llamarse Isabel
radica en el aroma de ninguna flor con ese nombre, en canciones que nadie
escucho, en amores enamorados del nombre antes que de la portadora.
La importancia de llamarse Isabel es
que si yo no fuera Isabel y si la reina no fuera Isabel y si la inspiración de
Luis miguel no fuera Isabel y si la difunta esposa del personaje principal de
La Tregua de Benedetti no fuera Isabel y si la hija del coronel en La Hojarasca
no fuera Isabel, entonces algo en este mundo seria distinto, y si algo en este mundo fuera distinto, nada
en la vida de todas las personas que lo habitan sería igual.