viernes, 27 de noviembre de 2015

Elemental


Me resiento porque a tu lado, y sin ser tu culpa, he enterrado lo que soy y me he calzado una máscara de nada, como una duda que camina o un vacío que ocupa espacio.
Soy aire sin personalidad, invisibilidad que se siente. Me miro y no me entiendo. Te veo y me pierdo. Es tan confuso como los ventarrones que vienen por derecha y te despeinan por izquierda.
No sé a dónde fue lo que soy, ni si estará encerrado en algún rincón. Pareciera que soy agua, que adopto la forma de aquello que me contiene.
A veces también soy fuego y quiero quemar las naves; pedirte que te vayas y no saber por qué. Soy fuego que, abrumado por la hojarasca asfixiante, se enciende en destrucción y deja solo cenizas.
Luego mis lágrimas aplacan el fuego y soy tierra de nadie, estéril, inútil, puesta bajo tus pies solo para ser pisada y sostenerte.
Quizás soy gente de cuatro elementos y con estos torrentes de inspiración, descubro el quinto y me encuentro.
Quizás soy letras, o las letras son Dios, pues cuando acudo a ellas, respuestas llegan. 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Dengue


Viniste. Esperé todo el día para verte y solo viniste una hora, pero viniste. 
Y cuando te vi, te odiaba, pero tu cara era un sol que cambiaba las siete de la noche por las siete de la mañana.
Te odiaba, pero tu felicidad arrasaba con todos mis dolores y pintaba una sonrisa en mi rostro convaleciente. 
Y a pesar de que odiaba el motivo de tu alegría, amaba la alegría que tus ojos radiantes, tus cachetes encendidos, sembraban en mí. 

Y con la calma de una plantita que crece, troqué dolor por sonrisa y te agradecí en lo más profundo por haber venido. Cuando te fuiste, te amaba.