Hay en todo el mundo infinidad de
rincones. Rincones que guardan esencia y caos, aromas, texturas, luces… hay
rincones que identifican a su país mejor que el himno nacional. Hay rincones
que muerden las entrañas y ablandan el corazón, como otros que revuelven el
estómago.
Este es un rincón verde primavera,
verde antiguo, verde paisaje de sábanas, palmeras de camisas, sombrillas de
pantalones. Las prendas de toda una nueva vida componen este caos textil.
En la blanca playa de azulejos abundan
algas y revoltijos, por lo que encontrar algo en ella es tarea de un cazador de
tesoros.
En este rincón del mundo en el que no
existe el mar, este otro rincón, mucho más pequeño, está perfumado de sal y del
canto de las gaviotas.