Trabajo Práctico #1
Crítica Cinematográfica
T2: Trainspotting, la nostalgia al
desnudo
Crónica: T2 es la secuela de la película de culto Trainspotting (1996), que narra en primera persona la vida de un adicto a la heroína en el punto de su vida en que decide dejarla y ser mejor.
Trainspotting termina con la imagen
sonriente del protagonista, Renton, que se va caminando con 16 mil libras en
una mochila que les robó a sus amigos, Spud, Sick Boy y Begbie, después de que
vendieran una gran cantidad de heroína para conseguir el dinero.
Un gran final abierto que solo
anuncia que Begbie terminaría en la cárcel y que Renton, quizás, finalmente,
“escogería la vida”, como se iba recitando a sí mismo mientras caminaba hacia
su futuro.
T2 inicia con escenas de Amsterdam, el ahora presente de Renton, 20 años más tarde. Vemos a Renton probando que, efectivamente, escogió la vida, pues se encuentra corriendo sobre una caminadora en un gimnasio, rodeado de muchas otras personas con seguro dental. De pronto, imágenes de su sonriente rostro adolescente se entremezclan con sus pasos en la caminadora y, quién diría que la nostalgia podía pegar tan fuerte, se termina desmayando.
Acto seguido, Renton se corta el pelo
al estilo de la primera película y toma un avión para Edimburgo, donde lo
espera todo su pasado y un cómodo cuarto de hotel, pues podrá ser su hometown, pero él ya no pertenece aquí.
De igual manera nos enteramos qué pasó
con el resto de los personajes, siendo Spud el más entrañable, pues parece ser
el único que en verdad se esforzó por seguir adelante con una miserable vida
mínimamente buena, con una mujer y un hijo. Triste es enterarse de que perdió a
la mujer, quien se llevó al hijo. Perdió el empleo por llegar una hora tarde
durante quince años y, de esa manera, perdió todos sus sencillos propósitos de
vida. Solo le quedaba el círculo de apoyo en la iglesia y la heroína, “la única
amiga que no nos ha abandonado”.
Acto seguido, Spud compra dos dosis, escribe una carta póstuma y se dispone a inyectarse la sustancia. Al mismo tiempo, Renton llega a los pies del edificio de Spud, vaya uno a saber si nunca se cambió de casa o si Renton tiene poderes telepáticos para encontrar a sus amigos después de 20 años de ausencia.
Como en una buena película de
Hollywood, de esas que ofenden al azar por su derroche de milagros, Renton
llega al departamento de Spud en el piso
13 y se le ocurre sacarle un pedazo de madera a la puerta para ver a su amigo
en el piso con una bolsa plástica en la cabeza. Le salva la vida pues,
obviamente, entre un mar de vómitos. Spud trata de golpearlo por arruinar su
vida y su muerte, se lava la cara y se le pasan todas las ganas de suicidarse.
Está más preocupado por saber qué fue de la vida de Renton y decirle que vayan
a ver a Simon (actual Sickboy) porque eran demasiado amigos como para no verse.
Por su parte, Simon le está buscando
a la vida por todos lados con su novia Verónica y su novia Cocaína. Básicamente
es dueño de un bar al que no va nadie, pero le va mejor extorsionando a hombres
adinerados con su novia, quien filma actos sexuales mientras ella les da por
atrás con un dildo negro gigante. No me imagino cómo será que encuentran justo
al tipo de gordo adinerado al que le gusta que le den por atrás, pero el
negocio parece funcionar hasta que una de las víctimas descubre que está siendo
filmado.
Begbie lleva todos esos 20 años en la
cárcel y tiene un plan maestro para escapar. Le pide a su compañero de celda
que le atraviese el abdomen con un fierro de tejer, lo llevan al hospital, lo
dejan solo y sin esposas porque el azar es milagroso en esta película y escapa
dándole un cabezazo a un doctor y poniéndose su uniforme de médico. Escapa así,
con la herida abierta que le atravesó todo el abdomen. Se va a la casa de su
esposa, sube por la ventana, todo. La herida le dura como un día porque nunca
más se lo ve adolorido. Ahí, el pequeño Begbie se convierte en la pesadilla de
su mujer e hijo, que ahora es todo un muchachote que creció en los tiernos
brazos de su madre y no sabe cómo enfrentar al bruto personaje que entró por la
ventana.
Como tenía que ser, Renton va en
busca de Simon. Sucede una tremenda escena de pelea porque Renton va a jactarse
con mentiras de tener una buena vida mientras Simon se victimiza con su no tan
patética vida. Al final de la pelea, Renton le da las 4mil libras que le debía
a Simon y se va, lo cual deja loco de ira al amigo, quien no deja de maquinar
planes que le dice histérico a Verónica. Dice que va a volver a ser amiguísimo
de Renton solo para herirlo después. No dice cómo pero se supone que intenta
hacerle una herida en el corazón tan grande como la que él le dejo. Cualquier
novela mexicana estaría orgullosa de su determinación.
Renton vuelve dos segundos a
Amsterdam y luego reaparece en el departamento de Simon, maletas y todo, a
confesar que su mujer le pidió el divorcio y que los hijos nunca existieron.
Parece que ahora tiene el plan de ser buen amigo porque por un lado lleva a
Spud a hacer ejercicio y le dice que “eres un adicto, solo se adicto a algo
más”, y por el otro lado roba casas y tarjetas de crédito para hacer un
prostíbulo en el que Verónica sería Madame Verónica, la proxeneta. Solo por
tener algo que hacer, claro, actividades extracurriculares, tiempo de calidad.
La escena más estúpida de la película
sucede cuando se roban un centenar de tarjetas de crédito en un pub de
británicos de mediana edad, porque no los dejan ir sin antes cantar una
canción. Pude haber visto esa escena en una película familiar con Robin
Williams, pero aquí estaban los protagonistas de Trainspotting cantando “no más
católicos” ante la ovación estrepitosa de un montón de gorditos protestantes. Y
como el azar es milagroso en esta película, salieron en medio de ovaciones,
corrieron a los cajeros automáticos y probaron la contraseña 1690 en todas las
tarjetas, ya que era el año que les ardía a esos protestantes en la historia de
Gran Bretaña. Funcionó, obviamente, y salieron forrados de libras esterlinas.
Acto seguido, compraron mucha cocaína
y fueron a celebrar con shots al departamento de Simon, donde hablaron
muchísimo de futbol y hasta jugaron futbolín porque nunca es tarde para ser un
niño cuando tu mejor amigo de la vida vuelve.
Más rápido que de inmediato, la
policía llamó a la puerta de Simon, pero solo se lo llevó a él, a pesar de que
Renton y Verónica también estaban ahí. Simon llama a Renton y le dice “necesito
un abogado”, y quién más iba a ser sino Diane, el amor de juventud de Renton,
la niña menor de edad con la que no pudo tener más que cartas por miedo a
problemas mayores. Ahora ella es abogada y parece que hace algo bueno por ellos
porque Simon no va de inmediato a la cárcel. De hecho no va nunca a la cárcel,
eso parece irrelevante.
Spud, siempre tratando de mejorar su
vida, se mete a pasar clases de boxeo y luego remodela un lugar que convierte
en su vivienda. Begbie acude al bar de Simon y hablan de que Renton volvió a la
ciudad. Begbie se muere por matarlo, así que Simon se convierte en una especie
de cómplice para que eso suceda, porque como antes había dicho, quería herirlo.
De paso descubrimos que debajo del bar de Simon había una gran plantación de
marihuana y varias heladeras llenas de viagra y todas drogas que usted pueda
querer. Ese Simon estaba en todas.
Como paseo nostálgico, van al lugar
al que alguna vez Tommy los quiso llevar a trotar, para dedicarle unas letras y
poner flores debajo de una piedra. En esta escena, Simon le da la estocada
mortal, cuando le dice “eres un turista en tu propio pasado”. Uno mismo se
siente turista en un pasado ajeno que nos comprometió con la primera versión de
esta historia.
Y tanto, tanto, tanto les picó la
nostalgia, nuevamente, que Renton y Sickboy se inyectaron heroína, y señor,
cuán diferente fue a cuando lo hacían sobre esa alfombra mugrosa, en ese
departamento repulsivo donde dejaron morir a la bebé. Ahora están delante del
televisor gigante de Simon, con algún video bizarro de youtube, esperando a que
la juventud les suba y les sepa igual que en los viejos tiempos. No son más que
un par de ancianos de 46 en su midlife crisis.
Se van a un boliche que arruina por
completo el soundtrack de la película. Suena Radio Gaga de Queen. Recordemos
que la escena de la primera Trainspotting en la que Renton va al boliche es
fantástica por la música Trans. Porque la gente está cambiando, la música está
cambiando. Ahora uno no se explica qué hacen aquí o si es que por casualidad se
fueron a un boliche gay donde un mar de gente ovaciona a Radio Gaga.
En un momento Renton va al baño y
porque el azar es milagroso en esta película, está en un cubículo justo al lado
de Begbie, sin saberlo. Luego, por cosas de la vida, se enteran de que están
lado a lado y comienza la larga persecución, con una escena en un
estacionamiento subterráneo que es casi idéntica a la de 7 Cajas (película
paraguaya). Ahora todo en la película gira en torno a que Begbie quiere matar a
Renton. Verónica conoce a Spud y se hacen grandes amigos, en medio de todo este
bodrio. Verónica le dice a Spud que debería ser escritor porque es muy gracioso
cuando cuenta sus historias, así que Spud empieza a escribir. Prácticamente
escribe Trainspotting, la novela, en sus papelitos amarillos que va colgando
por todo su departamento.
Al final, Begbie está a punto de
matar a Renton, vienen todos a salvarle la vida, meten a Begbie en la cajuela
de un auto y lo dejan en la puerta de la cárcel, donde se quedará para siempre.
Verónica vuelve a su hogar, donde
están su mamá y su hijo, a comenzar una vida como no prostituta, con suerte.
Spud se hace escritor, ya lo habíamos dicho. Y Renton vuelve a vivir con su
papá, a envolverse eternamente en su delicioso manto de nostalgia hasta que
suceda algo mejor.
Contexto: La película está ubicada en el año
2017 y hace galas de su actualidad con la calidad del televisor gigante de
Simon, los smartphones, las fotos en Instagram, los filtros de snapchat y tanta
otra parafernalia que va a ser olvidada en una o dos décadas, tal como ellos.
Trainspotting, la primera, estaba
ubicada en el auge de la heroína en el Reino Unido, en especial Escocia, por lo
que no era nada raro que estos cuatro muchachos estuvieran involucrados en esta
adicción, parte de la decadencia del contexto en el que se encontraban. En esta
película, el contexto viene a importar nada. Es solo ahora, la era tecnológica,
las reglas más estrictas y la policía más inteligente. A mi parecer, todas las
referencias a la era digital y a las redes sociales eran innecesarias. Creo que
es un recurso en extremo gastado que le quita elegancia al cine y solo devela
que ya nadie, ni los directores de cine, pueden sacar su cabeza del celular.
La sombra de Renton sobre la silla,
indicando la ausencia de la mamá. En la primera Trainspotting había una escena
idéntica. Ahora solo nos recuerda la vuelta al inicio, pero con pérdidas.
La crítica de cinefagos.es hace
énfasis en que no hay nada por lo que valga la pena ver la película. Yo la vi
porque me gustó mucho la primera y tenía la necesidad de saber qué había
sucedido con todos ellos. Me alegré por la historia de Spud, porque es la única
que me parece coherente a los hechos. La vida de Simon es una fantasía sin
sentido, la vida de Renton es inexistente fuera del manto de su nostalgia y la
vida de Begbie fuera de la cárcel es un imposible. Entonces, ¿por qué verla? Y
más aún ¿por qué disfruté verla dos veces? Aunque es obvio que la película
tiene muchos errores en el argumento y no presenta nada deslumbrante en
fotografía o soundtrack, juega con algo que el humano no puede evitar desear:
volver al lugar donde uno ha sido feliz. De eso se trata. Pasaron 20 años, sus
vidas están arruinadas, pero por dos horas de película, vuelven al lugar donde
han sido felices y uno vuelve con ellos, para ser también feliz.
Al final de la película, la reflexión
que nos queda es que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de
volver. Nada era como se lo esperaban, hubieron terribles decepciones y nadie
quedó bien parado, solo Spud, gracias a dios, que era lo que todos estábamos
esperando.
Valoración:
(Sobre 5)
Argumento:
2. Hay cosas tontas,
sueltas, sin sentido. Hay partes graciosas y los diálogos se mantienen
inteligentes, con el humor negro que les caracterizaba, pero se siente que el
guion está flojo y que hay muchas partes de relleno, como la aparición
innecesaria de Diane o el pseudo romance que Verónica mantenía con Renton. Por
otro lado, es extraño pasársela comparando una película con la otra, siendo que
cada película debería tener su propia fuerza, a pesar de ser secuelas, pero no.
Trainspotting 2 es como una calca de su primera versión, como encuentre las 7
diferencias, y solo lleva a buscar errores y justificativos de por qué la
primera era mejor y por último, era preferible que no hagan la segunda.
Fotografía:
2. Fuera por la
escena en la que Renton va con Spud a trotar sobre las montañas escocesas, no
tiene nada impresionante ni bello en fotografía.
Soundtrack:
3. Comienza con
canciones excelentes, pero lo de Radio Gaga fue un desacierto imperdonable.
Además de otras cancioncillas ruidosas que se cuelan en la película por el mal
gusto de Simon para buscar videos en youtube.
Dirección:
3. Hay un juego de
símbolos en las escenas y hay cosas bonitas como cuando Spud está cayendo del
edificio y Simon lo atrapa, pero le falta atar cabos. Y el hecho de que Renton
ya no sea el narrador omnipresente de la película también le resta mucho,
porque era gran parte de la gracia de la anterior versión.
Puntuación: 2.5
En cuanto a la crítica de
cinefagos.es, me pareció bastante dura, diciendo que era una película pésima
que provocaba que los espectadores se salieran de la sala a los 20 minutos. No
la puedo satanizar como una mala película porque la disfruté, con sus faltas y
todo, pero acierta mucho en sus críticas objetivas, sobre todo con el hecho de
que “ya no molan”. Es lo triste de querer volver a ser joven a los 46. Los
personajes quedaron expuestos como seres patéticos, ya no como los héroes
yonquis que quedaron en nuestra memoria por la película de 1996, sino como
modelos actuales de un presente mucho menos encantador.
Fuente: http://www.cinefagos.es/t2-trainspotting-la-nostalgia-al-desnudo/