lunes, 2 de febrero de 2015

02/02

Mañana es mi cumpleaños.

Es 2 de febrero y el sol brilla sobre la plaza de las banderas. Las albiverdes que alguna vez flamearon al compás del furioso viento de la Sierra ahora están hechas jirones, enredadas todas en sus mástiles cuchilleros.

Pasan dos canas con sus perros drogadictos, un pastor alemán y un pitbull blanco, buscando quién sabe qué. Ellos van para la izquierda y una patrulla 4x4 pasa a toda velo hacia la derecha. Yo, mientras tanto, espero a Vivi escuchando el llanto de la guitarra de Gilmour y un hombre descalzo desaparece tras unos arbustos crecidos.

Let the night surround you, halfway to the stars.

Mañana cumplo 21, me voy a tatuar un triángulo y pasado mañana me voy de casa, así, tan dramático como se lee.

Ahora suena Animal de Ciudad, que qué bien retrata el sentido del humor de este pueblo, como que a mi derecha hay un letrero que dice “No beber de los aspersores, agua no potable”, y en diagonal, una avioneta rosado bazuca con el número 69.

Pasan por mi delante un niño vestido todo de negro y un muchacho con una polera blanca que reza “I <3 Death Metal” (el corazón en rojo).

Abrir los ojos es abrir el cuaderno, atesorar instantes es escribir, en vivo y a mano.

Y llegó Vivi!