El
último asiento de la línea 110. A mi derecha, la ventana. A mi izquierda, tres
amigos. El de en medio narraba con coloquial estilo:
-
Y así pues, entonces ella le dijo que ya no podían
besarse porque era prohibido.
-
¿Bah? ¿Cómo así?
-
Así pues, le dijo que cada vez que se besaban estaban
pecando, entonces ya no.
-
No… nada que ver. ¿Y qué hizo?
-
La dejó pues, qué más va a hacer. Yo le dije “son
huevadas Valeria, si tenés hembrita es para besarla”.
-
Por supuesto.
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