Voy
paseando en el micro algo somnolienta, escuchando música colgada, viendo las
calles pasar y pensando que esta noche quiero soñar con ellas.
Quiero
soñarme flotando, sobrevolando las calles de barrios que no podría recorrer
despierta con este sosiego, temerosa de los peligros de la realidad.
Quiero
volar sobre las losetas y detenerme a disfrutar cada detalle, cada casita de
color, juguetito perdido, zapatito extraviado.
Habrán
casas raras, templos chinos, edificios de pocos pisos y ningún criterio,
entreverados con hogares antiguos, casonas que eran quintas cuando la ciudad
era pueblo, apartamentos trillizos y hasta quintillizos, la ventita precaria de
la abuela que lo tiene todo, desde el quilo de papas hasta los mejores
sándwiches de pollo; como también habrán molduras de yeso griegas y románicas,
gárgolas de cemento y tejados americanos.
Quiero
flotar panza arriba contemplando las enaguas de los árboles, el follaje del
gomero y la luz rosada del toborochi. Como esto es un sueño, el cielo a ratos
es celeste, a ratos negro, y si me doy la vuelta, veo pasar los adoquines a
toda velocidad.
Quisiera
soñarme con calles desiertas y una quietud infinita, una ciudad entera a mi
disposición, como de muñecas, y cual niña curiosa y traviesa, meter la nariz
por todos los escondrijos, desbaratar cajones e infiltrarme sin escrúpulos por los
secretos familiares mejor guardados, las botellas del abuelo, el consolador de
mamá, las pastillas de papá, los cigarrillos del preadolescente, el manjar
blanco del diabético.
Pero
qué hermoso sería si, en vez de estar la ciudad desierta, estuvieran todos sus
habitantes paralizados como maniquíes, muñecos de verdad para esta niña que los
examinará con minuciosidad, algunos con ropa, otros sin ropa. ¡Qué fascinantes
objetos de estudio!
Y
luego de que en sueños hubiera flotado por las calles, me hubiera infiltrado en
los rincones, desentrañado los secretos y examinado a los sujetos, me iría
sigilosa, alejándome de la escena, desentendida del asunto. Saldría del barrio,
caminaría por la avenida, subiría al micro, sentarse, iPod, música colgada,
acelerón violento y todo continúa.
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