sábado, 28 de julio de 2012

Lo que es ser cuata...

Hace un rato pasé con mis padres en el auto por el centro y justo enfrente de uno de los boliches a los que suelo ir, había un grupo de muchachos sentados en la acera, bebiendo, entre los cuales destacaban unas chicas que parecían de lo más rotas y tomaban del pico de la botella con todo el brío. Mi papá se puso a criticarla de inmediato, pero fue una frase en particular que dijo la que me llevó a esta reflexión que ahora escribo: "Se debe creer malditanga, liberal...". 
No, no es liberal por ponerse a tomar de esa manera en la calle, lo mínimo que se podría decir para tratar de explicar esa falta de clase es que quiere impresionar a sus amigos varones, pero entonces pensé: es que en realidad es algo difícil ser una chica y tener puros amigos chicos, es una elección que requiere ganarse el respeto y el derecho de piso para establecer límites y quedar en la friend zone. Y entonces me puse a pensar en mí: yo desde hace varios años que prefiero con creces tener amigos hombres, pero se requiere de una actitud bien marcada y hasta se podría decir que técnica para manejarlo, en especial siendo bonita como soy. Para empezar, dejar por completo de lado todo indicio de femeneidad que una tenga, ser sólo una cuata más. Eso de ser chica bonita, refinadita y preocupada por la apariencia lo podemos dejar para el grupito de amigas y, por supuesto, el novio, pero entre los cuates hay que ser ruda y hasta puerca, de ser necesario, para que ni siquiera se les pase por la cabeza que no están por completo entre chicos, sino que dentro del círculo hay una infiltrada del género opuesto.
Esto es útil sencillamente para que a una no la confundan con una gruppie (mis amigos en su mayoría son músicos o artistas de alguna índole), o con algún tipo de zorrita que busca estar entre hombres namás para satisfacer sus necesidades narcisistas... por no hablar de otras. De este modo, los cretinos que pudieran verte como carne más veces que alma se corren, ya que a estos sí les gustan las chicas que se pintan y se arreglan y no eructan como animal cuando se emborrachan, y si a algún chico le llegás a gustar de este modo, es porque ve más allá del protocolo y por ende te guarda cariño y respeto. Todo bien con ser un cuate más.
Entonces, una vez que una aprende a mimetizarse con el entorno, se acostumbra a las conversaciones sin censura y aprende a lidiar con los babosos que creen que pueden atravesar las fronteras de la amistad con tragos encima, tener amigos hombres termina siendo la experiencia más auténtica y divertida de la juventud. 
Hace tiempo que no escribía, pero el desorden de estas letras revela que no he dejado de ser caballo. Sólo quería ejercitar un poco con las reminiscencias de mis años más rockeros, cuando apenas empezaba la función.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario