En pijaso mamada = en pijamada.
Andamos todos empijamados por la
llegada del Papa.
Joder ya es nueve de julio del
dos mil quince. El Papa no había llegado y ya queríamos que se fuera. No
pedimos su visita; no le dijimos ven. Un día anunciaron la fecha de su llegada
y el mundo dejó de girar para Santa Cruz de la Sierra.
En la víspera del gran día,
monjitas y beatos acuden al Cristo con el propósito de ganar un lugar “cercano
a Su Santidad. Cual concierto de los Beatles, los fans llegan coreando
alabanzas, la seguridad es extrema y la inversión, exagerada. Si este fuera el
Papa Revolucionario que dicen, llegaría puteando ante tanta caretada, tanto
gasto banal, tanto despropósito…
Clarito ha de ser si putea o no,
pero de entrada las cosas no se sienten bien.
El Papa es uno, allá todo bueno,
bonito y blanco, pero el nivel de mafia que funciona detrás de él, a sabiendas
o no de Francisco, no se compara ni con El Padrino.
En un mundo tan podrido y distorsionado
como este, es mucha ingenuidad pensar que se mueve tanto dinero y tanta
seguridad solo por la autoridad máxima de la iglesia católica.
Por favor. Los dueños del mundo
se cagan reverendamente en la religión, y mucho más en la iglesia católica. Los
movimientos actuales del Vaticano dependen de una fe en peligro de extinción y
las vidas de sus representantes se ven amenazadas por intereses opuestos.
Al final todo depende de quién
pone más empeño, recursos y estrategia en su juego.
La vida es un juego donde no
existen héroes ni villanos. El mejor gana y que el que pierde aprende.
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