sábado, 19 de septiembre de 2015

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En pijaso mamada = en pijamada.

Andamos todos empijamados por la llegada del Papa.  
Joder ya es nueve de julio del dos mil quince. El Papa no había llegado y ya queríamos que se fuera. No pedimos su visita; no le dijimos ven. Un día anunciaron la fecha de su llegada y el mundo dejó de girar para Santa Cruz de la Sierra.
En la víspera del gran día, monjitas y beatos acuden al Cristo con el propósito de ganar un lugar “cercano a Su Santidad. Cual concierto de los Beatles, los fans llegan coreando alabanzas, la seguridad es extrema y la inversión, exagerada. Si este fuera el Papa Revolucionario que dicen, llegaría puteando ante tanta caretada, tanto gasto banal, tanto despropósito…
Clarito ha de ser si putea o no, pero de entrada las cosas no se sienten bien.
El Papa es uno, allá todo bueno, bonito y blanco, pero el nivel de mafia que funciona detrás de él, a sabiendas o no de Francisco, no se compara ni con El Padrino.
En un mundo tan podrido y distorsionado como este, es mucha ingenuidad pensar que se mueve tanto dinero y tanta seguridad solo por la autoridad máxima de la iglesia católica.
Por favor. Los dueños del mundo se cagan reverendamente en la religión, y mucho más en la iglesia católica. Los movimientos actuales del Vaticano dependen de una fe en peligro de extinción y las vidas de sus representantes se ven amenazadas por intereses opuestos.
Al final todo depende de quién pone más empeño, recursos y estrategia en su juego.

La vida es un juego donde no existen héroes ni villanos. El mejor gana y que el que pierde aprende. 

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