sábado, 5 de septiembre de 2015

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Tu vida y tu presente extraño me hacen pensar mucho. Tu vida es extraña y vivir con vos es correr sobre un circuito de extrañezas deliciosas.
Todos los días son iguales, y sin embargo, todos los días son únicos. Ahí estas, hermosa. Ahí estás, cabreada de vivir.
Tu falta de motivación es mi lucha y mi razón; tu exceso de confianza es mi duda y mi temor.
Todos los días, casa hora, minuto, segundo, encuentro una razón para dejarte y mil para no despegarme de tu lado. Tengo millones de quejas hacia tu persona, y a la vez, esas quejas son la razón de mi enamoramiento.
No te entiendo, no me entiendo y no entiendo al mundo. No sé qué está pasando en mi corazón.
Una primavera tardía e insolente ataca a mi corazón marchito y le enseña nuevos secretos. Le enseña que se puede florecer en la muerte; se puede florecer en el no.
NO es tu palabra favorita y le sigue muy de cerca ODIO. No entendemos por qué, pero tu existencia está compuesta por un amor ilimitado que se camufla en odio y rencor. Quizás amaste demasiado. Sin duda te decepcionaron hasta la aridez. La apatía.
Tenés una capacidad gigantesca de amar que condicionás a factores externos por defensa personal.
Claro, no es sano amar a quien te hace daño, pero la práctica de este hábito se convierte en vicio y las barreras de la sensibilidad de cierran en tu corazón.
Tu prójimo te regala amor al granel, vos rebalsás amor, mas tu razón te advierte tener cuidado. Los sentimientos ya te jugaron una mala pasada y no estás lista para romperte otra vez.
Tenés que saber dos cosas fundamentales:
1. Las situaciones se podrán repetir hasta el infinito, pero el resultado siempre dependerá de la actitud que se aplique. Por esto, cada vivencia es irrepetible.
2. Todos tenemos un propósito y una misión en este mundo que debemos descubrir.
Disney nos ha enseñado que mientras más pronto nos lancemos al estrellato, más posibilidades tendremos de triunfar. Por supuesto, se equivocan. El éxito y la genialidad no dependen del tiempo, sino de la obsesión.
Todas las personas que han tenido éxito hasta el punto de trascender se han obsesionado e invertido horas, días, meses, años en convertirse en ese factor variante que los hace alguien y los distingue del resto.
El éxito está basado en la autenticidad y la excelencia. Ambos factores dependen de la práctica de forma esencial.
La disciplina es el arte de hacer realidad los sueños mediante el empeño, la sistematización y la práctica.
Escribo mucho. Lo siento. Cuando hablo siento que lo hago en vano, que a nadie le interesa. Por eso me callo.
Cuando hablo de más, no me importa que a nadie le interese.
Se dice que el papel aguanta todo porque soporta los discursos insulsos de los ebrios, las declaraciones depresivas de los olvidados y los testimonios asombrosos de los ignorados.
De alguna forma rara y patética descubrí mi propósito en la vida, y contrario a lo que me esperaba, no soy la protagonista. Mi papel es el del personaje de relleno, extraño y reservado, que se encarga de convertir la historia en historia.
Mucho viviremos. Mucho pensaremos y sentiremos, pero todo se borrará en el olvido sin el testimonio oportuno de aquel que amó cada situación, cada escena, hasta el punto de convertirla en una realidad de papel y letras que superará las barreras de la muerte, el tiempo y el espacio.
No soy inmortal y mi vida no es una travesía, pero mis ojos se han asombrado tanto que pienso que otros ojos también se podrían asombrar. Otros corazones se podrían emocionar. Otras mentes se podrían inspirar.
No le tengo miedo a la muerte ni a la necesidad. Creo con fervor en el destino y confío en que toda crisis es el camino hacia algo mejor. En la necesidad aprendemos; en la muerte trascendemos. El miedo no es necesario.
Lo que es realmente necesario es superar el miedo; superar las barreras que nosotros mismos creamos.
Hoy podemos tener miedo a nadar, mañana podemos ser campeones olímpicos de natación. La clave está en asumir que podemos estar equivocados y que quizás nuestra incapacidad es producto de razones absurdas que sí podemos superar.
El primer paso es querer. El segundo es encontrar el cómo. El tercero es hacer.
Tu extraña existencia me tiene pensando mucho. El encanto natural de las mujeres, bien aplicado, puede resultar absorbente, absolutista y magnánimo. Estoy rendida a su voluntad. Lo que ella dice es ley y lo que ella quiere es mi deber.

¿Por qué? Porque una sonrisa entre sus cachetes es la mejor recompensa que puede existir. Porque mi cabeza no tiene tiempo para nada y aun así invierte todo el tiempo en pensarla. 

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