miércoles, 26 de noviembre de 2014

Yo, tú, ella

Tú pagas el pan, pero yo lo horneo. 
Tú sudas para ganarte el pan, yo sudo amasándolo. 
Una mujer nunca deja de lado su responsabilidad. 
Tú vas a trabajar, vuelves y descansas. Yo no puedo descansar de la responsabilidad de que la vida y el equilibrio de los míos dependan de mí. 
No puedo descansar de la preocupación de que todo el tiempo atenten contra lo que construyo para ustedes con tanto esfuerzo. 
Soy mujer y no puedo descansar, porque cuando yo descanso, todo se cae.

No te caigas, no demuestres debilidad ante el equipo. 
Tu fortaleza es la nuestra, madre, y tu martirio es tu mayor valentía. 
Si se te pasa por la mente dolerte de tus penas, la culpa es solo tuya, porque tus penas están unidas a nosotros por tu cordón umbilical.
 
No nos alimentes de tu dolor, aliméntanos con tu pan. 
Tus lágrimas no son potables. 
No woman, don't cry.

No te diviertas mujer, porque nos haces quedar mal. 
Dependemos tanto de ti que tu libertad nos condiciona. Es patético hacerte a un lado cuando tú eres todo lo que somos, fuimos y seremos.
 Sin ti, mujer, sin el café que me preparas y la ropa que me lavas, no empieza el día. 
Pero tú, con tu infinito amor, te llenas de culpa. Cómo se te ocurre pensar que nosotros merecemos más amor que tú. Cuánto te hemos mentido, cuánto te hemos manipulado, si ni siquiera somos capaces de curar una fiebre sin ti. 
Cómo se nos ocurre dejarte encerrada en casa, cómo se nos ocurre maltratarte... 
Tu sabiduría es superior y nosotros somos estúpidos por relegarla a las ollas y los trapos. 
Mujer, si los hombres nos dedicáramos a hacer pan y no guerra, quizás moriríamos de hambre, pero no de horror.

Solo quisiera que, por un instante, alguien fuerte me cuidara, agarrara toda la responsabilidad que tengo con los demás y me despojara de ella para tener un poco de paz. 
Qué alto es el precio que pagamos por un poco de atención, por un poco de afecto.
 
Lo que regalamos a granel nos cuesta tanto que se nos va la vida en ello.
 
Y sin embargo, hay algo ahí dentro, una magia que nos pone lindas y nos permite coquetear, sonreír, bailar...
 

Una mujer en tragedia puede bailar con más alegría que un hombre feliz, porque si eso no sucede, no hay fiesta. Así de simple.
Tu inteligencia es superior a pesar de tu ingenuidad, a pesar de tu credulidad, a pesar de la falta de información. Tomas lo poco y lo conviertes en mundo. 
La mujer es como la química: todo lo que existe es producto de una mujer.
Si dios existiera, sería mujer, pero como el diablo existe, nos hizo creer a todos que dios es hombre.

Tú eres un pilar muy fuerte para nosotros, no puedes estar así. 
Las mujeres pueden reparar un jarrón roto porque se especializaron en colar los pedazos de su propio corazón. 
La crisis no es una opción cuando tus allegados dependen de ti. 
A los hombres les gusta jugar a la guerra. A las mujeres les gusta jugar a la familia. ¿Natural o cultural?
Nos sometemos al dolor para deshacernos de esos mínimos defectos que los hombres no aceptan en nosotras, como el vello en las piernas, y sin embargo a ellos nadie les reclama ser deformes. 
Solo piden. La mujer solo da, y pobre de ella que pida algo a cambio, y pobre de ella que no lo quiera dar todo.

Vamos, muévete hijo, no soporto ver la dificultad con que se mueve la vida a través de ti. Muévete. Mi misión de madre es que llegues a tu destino sano y salvo, pero para eso tienes que moverte. Es mínimo lo que te pido, el resto lo hago yo, y si me regalas una flor del campo, de esas que abundan, tienes comprada mi adoración.

Los detalles. Tanto se dice de los detalles. Los detalles son una habilidad exclusiva de las mujeres. 
Pero cómo duele cuando faltan...
Cuando nos enamoramos, ponemos cara de "qué suerte tengo de estar con este hombre", cuando en realidad es todo lo contrario. 
Seremos madres de quien necesite una madre. Daremos amor a quien lo merezca y también a quien no.
El pavo real blanco ostenta pureza.

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