El hombre es un ser inevitablemente
autodestructivo. Es un semidios imperfecto y mortal, cuya naturaleza creadora,
por la ley de alquimia, es su propia destrucción. Todo lo que rodea al humano
termina siendo consumido.
Los recursos naturales son la materia prima de
todas nuestras creaciones. Milenios de ruinas, unas sobre otras, no surgieron
de la nada. Estamos cavando la Tierra desde el 80.000 a.C. y ahora resulta que
esta cosa se acaba, que es un recurso agotable.
Lo más triste es que si intentamos restaurar
la Tierra con algún moderno sistema de no sé qué mierda para hacer autos
ecológicos e industrias eco-friendlies, solo lograremos disminuir la velocidad
y prolongar la agonía, pues para vivir, es necesario consumir, y muy pocos
están dispuestos a volver al hombre del 80.000 a.C. que todavía no había
descubierto la magia de su poder creador.
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