martes, 19 de agosto de 2014

Alcornoques

Vale la pena mencionar que es un día bellísimo y que los alcornoques acaban de florecer.
A unos metros, un lustrador de zapatos escucha por radio un noticiero español, y de más allá, traído por el viento, llega el coro de un reclamo, una protesta.
En la hora del calor, cuando los mercaderes abandonan los mercados y las vitrinas se cierran para guardar el descanso tranquilo del medio día, solo los cuerpos fríos quedan de pie, indiferentes a la brisa y el cielo.
Los maniquíes observan por detrás de los barrotes el andar pausado de los transeúntes, que a la hora del calor, con un cielo tan azul como el de hoy, no intentan apresurar el paso ni restarle un segundo a la caricia del sol.

Hay tiempos para escribir. Hay tiempos para leer y hay que saber aceptarlo.
Seamos todos caballos para tener amaneceres blancos.

Realmente… para qué complicar. Sobre todo si el cielo es tan azul como hoy.

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