sábado, 13 de abril de 2013

Sepia / Letras urgentes


Sepia. Mate. Colores con tonos amarillentos, algo opacos, de pronto empiezan a tomar brillo, a beber luz y de pronto se integra el verde, el celeste extraño del cielo tras las gafas. Todo está perfecto y la brisa que apenas sopla mantiene la frescura de las tormentas anteriores.
Todo son visiones y esas visiones atraen pensamientos, danzan con las melodías que solo escucha el protagonista de este viaje y vuelven a salir, se desbordan por sus ojos y se fusionan con nuevas visiones para crear nuevas ideas.
Todo es bello: la cáscara de guineo en el piso tan cómicamente acomodada, los cuatro hombres acomodando el cartón que representa a una lata de cerveza gigante –Kaiser, como César- el supervisor de obra que les saca fotos con su teléfono, la brisa que apenas sopla para conservar la frescura de las tormentas anteriores.
El micro va rápido y se detienen en las sombras de los árboles para que el sol no perjudique a la perfección, los asientos no están vacíos pero hay suficiente espacio para entrar y ser parte de la belleza de la vida que no deja de sucederse en este particular día de Marzo en el que parecía que todo saldría mal.

¿Dónde te fuiste? Cada ocio que pasa y que se suma a otro me hace sentir cada vez más usual, más promedio, un ente gris en un mundo gris: el gris nunca es el mismo, pero es gris al fin.
Ya no hay más días perfectos, llueve mucho, hace frío y las letras no fluyen nada; cada día que pasa soy más normal y estoy más lejos.
Y  dudo.
Dudo de todo lo que me quita esa pizca de algo más, de todo lo que me aleja de ese estarme ideal, que es sufrir por la vida y reconocerla como difícil.
Empiezo a creer que para gozar hay que perder un poco el optimismo, pues si pierdo el tiempo creyendo que cada tiempo libre se hizo para perderlo, y si me consuelo sumando todas mis labores y restando mis descansos, entonces nunca voy a avanzar, y exagero porque sin ese componente no hay acción. Los términos medios no son urgentes.
Para escribir con tinta sangre del corazón es necesario sangrar, dejar de lado el pensamiento de que vendrán días mejores y vivir este momento oscuro con todo el respeto que se merece, para escribirle una oda a la luz de una vela y releerla contenta a la luz del sol radiante.
Escribir no es un hobbie feliz, es una vocación ingrata que te encuentra sin siquiera haberla buscado, pero si le das la espalda y ella a vos, se va con una parte de tu alma.
Me siento inútil, he ahí esa parte de mi alma que se perdió por un tiempo.
Estas no son las letras limpias y sentidas que presumía con orgullo tener, estos son sólo unos monos atados, letra de palo desesperada, para expresar tanta tranquilidad desoladora que tiene menos color que estos días nublados.

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