Se subió un señor al micro, pidiendo el favor, por unas
monedas, para su salud en riesgo:
“Hágame el favor, mijito querido. Yo no canto, no rapeo,
no toco zampoña. Yo no quiero engañarlos con mi boca. Seré un viejo feo, pero
también soy un hijo de dios".
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