domingo, 13 de abril de 2014

El Cagón del Cacho

Así como en la Inglaterra de los 60s existió el Pimball Wizard, en los tiempos modernos de nuestra patria existe el Cagón del Cacho.
El curioso personaje urbano es petiso, melenudo y auténticamente gaucho. Adora divertirse, tiene treinta años y la vida es un vaso de leche con el que lava los pequeños dientes que componen su sonrisa fanfarrona.
Empieza la partida con aires de principiante, pero su fe en el juego se hace visible tras sus primeras exitosas jugadas.
Todos sus tiros son buenos y a medida que avanza la partida, se agudiza su espíritu de competidor empedernido.
El sujeto de treinta años quedó en el pasado; en su lugar, un chiquillo mimado no deja de lanzar burlas y gestos con cada buen tiro.
Su rival, fastidiada con la pedantería del Cagón del Cacho, apuesta el alma en el juego y empieza a disparar toda su artillería de demonios. Armada de cuernos y maldiciones, y con el apoyo del afortunado compañero, la rival intenta apaciguar el ego del Cagón, pero apenas logra ganar dos de cuatro partidas.
Al final, la propia inmadurez del susodicho es aplicada como antídoto. Los rivales le restan total atención a sus jugadas, culminando con una velada aburrida y tediosa.
El Cagón del Cacho es así: se aposenta en un boliche, pide un cacho y se pierde. Luego de jugar contra él, podemos estar convencidos de que todas las caricaturas insoportables están basadas en un personaje como este, de la vida real.
¡Yo gané y ustedes no!
Si la magia existe, transformó a un hombre de treinta en un cagón salteño de cinco, espantosamente competitivo, apasionadamente cachero. 

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